Una mujer segura de sí misma.
- El Real
- 8 abr 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 abr 2022
Liliana Hernández es una nutrióloga de treinta y un años de edad. A ella desde pequeña le llamó la atención lo relacionado con las ciencias de la salud, sobre todo medicina. Sin embargo ocurrieron situaciones en su vida que le impidieron estudiar medicina. Más tarde, investigó acerca de la carrera de Nutrición y Dietética y le encantó que el plan de estudios tenía mucho que ver con los aspectos médicos pero esta vez desde una perspectiva preventiva, fue ahí cuando decidió tomar el camino por esta carrera.

“No es una carrera sencilla, como estudiantes cada uno aprendemos de diferente manera y tenemos diversas habilidades, sin embargo en lo personal, traté de enfocarme más en que de verdad es algo que me apasiona, que el esfuerzo que día con día yo realizaba valdría la pena y que posteriormente vería los frutos de cada tarea entregada, cada examen aprobado, cada desvelo, cada proyecto entregado, cada práctica efectuada, porque eso conduciría no solo a concluir mi carrera, sino también a mi desarrollo y satisfacción personal y profesional”.
Ella ha tenido la creencia de que una mujer debe ser fuerte, autosuficiente, empoderada, por supuesto sin dejar de lado la parte sentimental, empática y humana. En esto, Liliana se ha enfocado la mayor parte de su vida y más en su etapa escolar. Para ella lo más importante es ayudar a la gente en general y con dicho pensamiento se dio cuenta que con su carrera podría lograr todo lo anterior, es decir cumplir sus anhelos, convertirse en la mujer que desde pequeña deseaba ser y el adulto que necesitó de niña.
Al mismo tiempo le encantaba la idea de ver lo gratificante que sería poder ayudar a la gente a mejorar su calidad de vida desde el mejoramiento de sus hábitos, el enseñarles qué, cómo y cuánto comer, el optimizar sus gastos en compras de alimentos de una manera más inteligente, el ayudar a sus pacientes con patologías complejas ya sea en consultorio o en hospitalización a sentirse mejor a través de su alimentación. “Convivir con pequeñitos a los que atendíamos en ocasiones por desnutrición”. Esto último fue lo que la motivó y le dio la fuerza para llegar hasta el final de una manera satisfactoria.
Desde un principio ella supo que estaba en el lugar correcto. “Lo que más me llena es el ver a mis pacientes lograr los objetivos que establecemos juntos, como ya lo mencioné es muy gratificante el ver que han logrado modificar su calidad de vida. Gracias a esto se ven más felices y plenos”. De igual manera cuando atiende pacientes en hospitalización, el saber que el plan de alimentación que se les está brindando, ya sea vía oral, enteral o parenteral, les está siendo benéfico para su recuperación; es un sentimiento inexplicable. “Para mí como profesional de la Nutrición, ahí es donde me doy cuenta que todo lo que pasé valió completamente la pena”.
Esta carrera tiene muchas áreas para ejercer y todas estas son necesarias e importantes. A ella la que más le gusta es el área clínica y sobre todo la pediátrica ya que es crucial el propiciar una alimentación, hidratación y activación física desde las primeras etapas de la vida.
Para esto, considera importante establecer una conexión con el paciente, ser empática, conocer a fondo a su paciente para saber por dónde comenzar y darle una atención integral como merece.
Finalmente ella contó una historia que lleva tatuada para siempre. Esta comienza cuando realizó su servicio social en el Centro Médico del ISSEMyM y había un paciente de edad avanzada. Él recibía un tratamiento farmacológico y este le impedía ir al baño a tiempo. “En ocasiones los compañeros médicos y personal paramédico ya no quería acercarse al paciente por el olor que desprendía”.
Afortunadamente le tocó atenderlo y le comentó de la situación por la que estaba atravesando. Aunado a esto, le preguntó que si ella como “señorita de Nutrición” podía hacer algo para ayudarle. “Con todo gusto yo accedí y le solicité a comedor un plan de alimentación adecuado para él y de igual manera agua de arroz, que se utiliza como parte de un plan de alimentación astringente que resulta muy adecuado para este tipo de pacientes, al paciente le funcionó de maravilla y al segundo día, el señor ya estaba levantado dando su ronda por los pasillos de ese hospital. En breve se le dio de alta y mandó a buscarme para personalmente darme las gracias a través de una sonrisa, abrazo y un beso que yo atesoro hasta la fecha en mi corazón y que jamás olvidaré”.
El verdadero significado de ser médico
Cuando Liliana comenzó a estudiar nutrición quería ayudar a las personas. A lo largo de su carrera ha trabajado con jóvenes, niños y ancianos, les ha mejorado su calidad de vida brindándoles una dieta adecuada a sus necesidades.
Con ella, hemos aprendido que el servicio medico se basa en voluntad y empatía, nos contó la historia de un paciente de tercera edad que recibía un tratamiento farmacológico que le impedía llegar a tiempo al baño, el abuelito era discriminado por el personal medico del ISSEMyM en Toluca y solo Liliana fue quien se atrevió a atenderlo, le creó una dieta específica para él.
La sorpresa para Liliana fue que el abuelito la fue a buscar al día siguiente para agradecerle por ayudarlo y ahí ella comprendió que la gratitud de ese señor demuestra que donde quiera que se ame el arte de la medicina, se ama también a la humanidad.
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